Solidaridad y coordinación, dos conceptos claves del periodismo colaborativo

Publicado por Agustín Herrero
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Todos desean tener la primicia. No hay periodista al que su corazón no le lata más rápido por conseguir esa noticia que nadie más tiene. Que lleva su firma. Que tiene su nombre. Que la consiguió a través de sus propias fuentes. Y que, sobre todo, le va a dar ese reconocimiento con el que tanto sueña.

El periodismo, por naturaleza, busca la competencia. O al menos esa es su estructura tradicional. Competir entre pares por quién llega a tener la información más relevante. Pelear por la primicia. Llevar en la tapa la noticia que el otro diario no alcanzó a obtener.

Pero, en un mundo cada vez más conectado, una nueva tendencia está conquistando el oficio con mucho impacto: la del periodismo colaborativo. Una forma de trabajar que va contracorriente a este esquema competitivo tradicional pero que se impone por sus grandes resultados. Un método que no se deja vislumbrar por los destellos del reconocimiento personal sino que vive a base de un concepto que al director de Connectas, Carlos Eduardo Huertas, le gusta repetir: “solidaridad”.

“Es una solidaridad que se activa en situaciones de riesgo, que se activa frente a las dificultades de abordar temas complejos”, explicó en un seminario web organizado por IJNet Español y el  Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de Salud.

Otro de los participantes, el director de Distintas Latitudes, Jordy Meléndez Yúdico, definió mejor que nadie el objetivo primordial de este tipo de periodismo: “es tratar de identificar fenómenos que atraviesan la región pero que tocan muy en particular las vidas de las personas”.

Y cuándo Huertas y Yúdico hablan de su experiencia y vivencias, mencionan una y otra vez las virtudes del periodismo colaborativo en América Latina. Inevitablemente se refieren al territorio que conocen mejor y donde desarrollan día a día su trabajo.

“En las Américas estamos llenos de procesos e historias. De forma permanente los mandatarios hacen acuerdos multilaterales y toman decisiones que afectan a sus ciudadanos. En el mundo de los negocios hay empresarios que han entendido muy bien las ventajas de una región que prácticamente tiene un mismo idioma, una cultura similar. Y en el mundo criminal, desde hace mucho tiempo, desde la última frontera en Canadá hasta la Patagonia, el crimen organizado lo ha entendido como un solo territorio. Los fenómenos de un lugar tocan y afectan los fenómenos de otro lugar”, aseguró Huertas.

Para el director de Connectas hay mucha conexión entre las diferentes culturas latinas. Dice que si se juntan un periodista uruguayo, un mexicano y un colombiano, en pocos minutos tendremos una fiesta delante de nuestros ojos. Unas amistades “súper fuertes”. El reto del periodismo colaborativo, según su punto de vista, es convertir ese “party factor” (factor fiesta) en un “working factor” (factor trabajo).

Meléndez Yúdico, por su parte, resaltó la idea de generar “relaciones de confianza” entre quiénes van a trabajar en un proyecto colaborativo.

“No creo que pueda existir un buen periodismo colaborativo si no hay buenas relaciones de confianza. El modelo que nosotros hemos generado es tratar de darnos el tiempo suficiente para ir creando esas relaciones de confianza y naturalmente los temas surgen. Prácticamente cualquier tema es un tema que se puede abordar de manera colaborativa. Y por ser colaborativo no tiene que ser transnacional. Pueden haber casos de periodismo colaborativo en un mismo país o incluso en una misma ciudad”, señaló.

En esa misma línea, Huertas consideró fundamental que en estos equipos de periodistas colaborativos se cumpla algo que, según dijo, “a los latinos les cuesta muchísimo”: claridad en las reglas de juego.

Para el periodista colombiano en el “momento cero” del proyecto se tiene que definir explícitamente “cómo van a ser las líneas de comunicación”, “quién va a tener la última palabra editorial” y “cómo van a ser los métodos de entrega”.

El perfil de quien coordina estos equipos

Para poder cumplir con esto, la relación entre diferentes periodistas o diferentes medios tiene que estar dirigida por un coordinador, una especie de director técnico. Esa persona capaz de hacer dialogar a todas las voces, ordenar los esfuerzos y llevar el proyecto a buen puerto. ¿Pero qué capacidades tiene que tener este líder?

“Es importante que el coordinador tenga un conocimiento intrínseco, un conocimiento natural sobre el tema en el que se va a estar trabajando colaborativamente. Si vas a abordar un tema como la migración y en tu equipo no hay ningún periodista que haya migrado, quizás te estás quedando corto”, respondió Meléndez Yúdico.

Además, aseguró que tiene que ser alguien con mucha experiencia pero aclaró enfáticamente que no tiene por qué ser alguien mayor en edad. Para el periodista mexicano “vale la pena darle la confianza” a personas no tan reconocidas. En su trayectoria ha visto que este tipo de personas suelen “responder muy bien” cuando les toca cumplir con una responsabilidad de estas características.

Una de las cosas que Huertas aprecia de los trabajos colaborativos es, justamente, su liderazgo; las “muchas coordinaciones” de diferente tipo: el que se encarga de articular el manejo de datos, el que hace lo suyo con la multimedia,  el que proyecta la difusión y el que articula todo lo que tiene que ver con lo editorial, por ejemplo.

“Más que un coordinador son grandes articuladores de procesos que cada vez se vuelven más complejos”, resume.

Puedes ver el seminario web completo aquí:


Imagen de Headway en Unsplash

ijnet.org

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