Tecnología digital y libertad de expresión

Compartir

En estos “tiempos recios” que sirven de escenario a la comunicación social en el mundo, es posible hallar un consenso global (compartido más por organismos multilaterales, no gubernamentales, sectores y vanguardias democráticas, no asi por los estados y gobiernos iliberales, como de algunos sectores populares de la población). Estos últimos, oscilan entre la crítica abierta, legítima y la oposición combativa frente a los medios, el periodismo y los periodistas.

Caracterizar la coyuntura presente, es nombrar una serie de retos, riesgos y desafíos que deben afrontar, no solo los comunicadores y periodistas, sin duda se requiere el concurso de las instituciones y la sociedad, ante “un persistente fenómeno en franca aceleración” (UNESCO,2021) que se concreta, en primer lugar: en la seguridad de los periodistas, víctimas de una violencia desatada contra ellos, independientemente del signo político del país; segundo: la libertad de expresión y de información, que en la era digital implica la ausencia de regulación del discurso en línea, de las plataformas y sus algoritmos, a la que exige la revisión de la información falsa, los discursos de odio y la desinformación; en tercer lugar: los riesgos de la independencia editorial, debido a la escasez de recursos financieros; y en cuarto lugar: la viabilidad del modelo de negocios de los medios, cómo sostener los periódicos y otros medios.

El sistema de medios digitales y la libertad de expresión.  Fascinados por el rápido desarrollo de las redes sociales y la digitalización de las comunicaciones, el mundo se quedó con la idea que, las tecnologías digitales desde su origen, son fuentes de comunicación y cultura de elección abierta. Sin embargo, no se vio y escuchó la protesta de presidentes de poderosos países, tampoco se dio importancia debida de la censura a un ex presidente de una nación, mucho más poderosa aún. Ahora, además del control tradicional de los gobiernos, se suman con mayor protagonismo (poder) las corporaciones digitales que se atribuyen la potestad reguladora y sancionadora contra la libertad de expresión.

Efectivamente, “el fenómeno en franca aceleración”, en lo que concierne al sistema digital, se manifiesta en que cada vez más se toman decisiones contra la libertad de expresión en el planeta. Según el investigador social Julio Mejía (2021), expone que en el mundo 65 países (China, Rusia, India, Estados Unidos, Venezuela y otros), fueron investigados y se confirmó que la libertad de expresión en las redes, en esos países, por décimo año consecutivo, ha disminuido. Por otro lado, según estudios de Shahbaz y Funk (citados por Mejía) el 64% de usuarios vive en países donde se ataca o asesina a las personas por sus contenidos políticos, ideológicos y religiosos on line. China, en lo que va del año, es el país que mayor control ejerce sobre Internet. Rusia ha promulgado en el 2019 la “ley de Internet soberana” que permite rastrear, filtrar y desviar el tráfico de mensajes (Infobae, 2020).

En Latinoamérica, se observan evidencias de estar cerca a formas de gobiernos tecno-autoritarios, de políticas y gobiernos iliberales o no democráticos, que ensayan formas de restricción de derechos y libertades ciudadanas.  En marzo del 2023 en curso, el parlamento del Perú, incrementó las penas de cárcel por delitos de difamación y calumnia, de tres a cuatro años y las multas de 30 a 90 días, a los medios y periodistas que cometan infracciones en las redes sociales y sitios de internet. A Nicolás Maduro, la red social Facebook, le retiró un video controvertido y también, cerró temporalmente la cuenta del presidente, con la justificación de su política contra las “fake news”.

En esta breve revisión de los riesgos y amenazas a la comunicación social, vemos ratificadas algunas tesis (entre ellos, Castells) de que las redes sociales se han convertido en las comunidades globales más grandes y en el mecanismo de concentración de audiencias teledirigidas por las corporaciones digitales que limitan y censuran la libertad de expresión. Por otro lado, se observa que es un espacio alternativo y una oportunidad para muchos individuos y sectores sociales para ejercer, sin restricciones, sus derechos y libre expresión.

 

Foto: www.pexels.com

Compartir