NUEVA YORK – Los intentos de controlar los medios de comunicación no son precisamente nuevos, pero la forma en que se llevan a cabo hoy en día es motivo de preocupación. Nuestro nuevo libro, Media Capture: How Money, Digital Platforms and Government Control the News (Captura de medios: cómo el dinero, las plataformas digitales y el gobierno controlan las noticias), sostiene que los “villanos” de hoy son menos obvios que en el pasado.
Los barones de la industria han pasado de ser periodistas de mediana edad que mastican cigarros a jóvenes modernos con camisetas, quienes traen consigo una falsa sensación de democratización mientras continúan influyendo y manipulando —a través de sus algoritmos— lo que consumimos.
El mes pasado, cuando el avión del disidente bielorruso Roman Protasevich fue obligado a bajar en Lituania en ruta a Atenas y él fue arrestado al aterrizar, el mundo fue testigo de un ejemplo dramático —y de la vieja escuela— del intento de un gobernante autoritario de silenciar a un periodista.
Desafortunadamente, Mark Zuckerberg de Facebook y otros también son amenazas considerables.
En nuestro libro, varios periodistas y académicos abordan la manera en que formas sutiles de captura pueden ser particularmente peligrosas, con implicaciones no menos ominosas para la democracia. Representan una reducción a gran escala de la libertad de expresión de los periodistas. A pesar de lo mal que están las cosas en este momento, algo debería quedar claro: las cosas podrían empeorar aún más.
En los últimos años, el problema de la captura de medios se ha extendido y hoy se debate regularmente en conferencias y paneles de periodismo. También es un tema que recibe cada vez más atención en diferentes medios.
En este artículo para New York Magazine, por ejemplo, Benjamin Wallace describe la relación a menudo antagónica que se ha desarrollado entre los gigantes tecnológicos y el periodismo.
El reconocido periodista Jake Tapper de CNN hizo un podcast llamado “¿Jake Tapper está a la venta?” para el The New York Times, hablando sobre las compras de medios de comunicación por parte de Facebook y Apple, y el efecto que podría tener en el oficio.
Las tres secciones del nuevo libro cubren la historia, los métodos contemporáneos y las posibles soluciones a la captura de medios. Hay relatos y análisis de primera mano sobre cómo se produce la captura de medios y qué se puede hacer al respecto. A continuación, un pantallazo general.
Historia de una idea
Si bien la idea del “soft control (control blando)” de los medios es antigua, el término “captura de medios” se acuñó por primera vez a principios del siglo XXI.
Según la politóloga Alina Mungiu-Pippidi, quien acuñó la mejor definición práctica del fenómeno, consiste en una situación en la que los medios de comunicación son controlados “ya sea directamente por los gobiernos o por intereses creados en red con la política”.
Los trabajos iniciales sobre el fenómeno la captura de medios no pudieron abordar los efectos dramáticos que Internet tendría en la información. Debido a que su impacto se ha vuelto imposible de ignorar, consideramos que es hora de revisar las teorías de la captura de medios, ampliando su definición para incluir cómo funciona esta captura en la era digital.
Plataformas como Google y Facebook toman decisiones basadas en algoritmos sobre qué información es accesible y, por lo tanto, qué noticias se consumen.
En esta sección del libro se incluye un texto de Rana Foroohar acerca de cómo Silicon Valley copió la guía de captura de medios de Wall Street.
Allí se describe la red de influencia de Google y Facebook y sus esfuerzos en Washington, incluida la gran cantidad de dinero que han invertido en “asociaciones” con organizaciones de periodismo y medios de comunicación, garantizando así a las empresas de tecnología un lugar en cada conferencia de periodismo así como influencia sobre el contenido y la distribución de información.
Múltiples perspectivas sobre la captura de medios en la era digital
Esta sección explora cómo la era de Internet ha creado posibilidades de captura en múltiples niveles. Esto incluye un análisis de las formas en que consumimos noticias y los riesgos de las plataformas modernas.
El texto “Un siervo en la granja de Google” de Josh Marshall aborda el hecho de que las grandes plataformas controlan gran parte del flujo de ingresos, lo que hace que los medios de comunicación y sus audiencias sean cada vez más vulnerables.
En el capítulo, “Payola digital: Vigilando la red de colaboradores abiertos”, James Ledbetter describe cómo los periodistas son capturados a través de esquemas de publicidad nativa éticamente dudosos, donde las agencias que representan a diferentes compañías ofrecen pequeñas sumas a los periodistas a cambio de una mención en un artículo.
Donantes y captura de medios: una solución con algunas condiciones
Al abordar las soluciones, vale la pena señalar que fundaciones y filántropos financian medios de comunicación independientes en muchas partes del mundo con el fin de aliviar la crisis financiera que enfrenta gran parte del periodismo y compensar los efectos de la captura. Pero es una batalla cuesta arriba porque no importa cuánto donen, es eclipsado por el flujo de dinero de los magnates de los medios.
Está claro que todavía no tenemos una solución para resolver el problema en la era de Internet, pero en el libro identificamos formas de comenzar a abordarlo. Estas incluyen:
Fortalecer los medios libres e independientes es una solución estándar que ofrecen quienes piensan en cómo evitar o al menos contrarrestar la captura de medios. La ventaja de las intervenciones gubernamentales es que pueden crecer y durar.
El financiamiento gubernamental de medios públicos de calidad ha funcionado en Suecia y el Reino Unido, entre otros países.
Los sistemas de radiodifusión pública gozan de una amplia popularidad tanto entre los ciudadanos como entre los gobiernos y se ha demostrado que son más resistentes a la captura de parte de los estados responsables de su financiación que lo que los medios tradicionales con fines de lucro son a la captura de los anunciantes.
La tributación de Facebook para pagar el periodismo es otra idea que ganó fuerza en 2018 y 2019 gracias a los esfuerzos de Victor Pickard en la Escuela de Comunicación Annenberg de la Universidad de Pensilvania.
Es probable que el periodismo valiente no sea suficiente. Las alternativas viables, financiadas por agencias públicas no partidistas comprometidas con el pluralismo, la diversidad y la verdad, son esenciales. Este libro, al documentar los procesos mediante los cuales se produce la captura de medios, sus consecuencias y lo que se puede hacer al respecto, promoverá la discusión y la acción públicas.
Queda mucho por hacer, y ahora es el momento.
Este artículo se publicó originalmente en IJNET, la Red Internacional de Periodistas.
RV: EG