En nuestro trabajo como psicólogos investigadores, hemos estudiado de qué modo los estadounidenses responden a las formas de comunicar el cambio climático y descubierto la necesidad de emplear un lenguaje directo.
Por ejemplo, las personas que entrevistamos para un estudio publicado en 2021 pensaban que los expertos en clima hablaban de manera complicada, con términos como «adaptación», «mitigación», «sostenibilidad» y «eliminación del dióxido de carbono», y deseaban que en cambio emplearan un lenguaje más familiar.
Esto nos inspiró a escribir una guía rápida de la jerga climática, publicada en The Conversation. Utilizar un lenguaje cotidiano facilita la comprensión de la información, e incluso las personas que tienen un alto nivel educativo tienden a preferirlo. Sin embargo, los expertos suelen utilizar una jerga compleja porque les resulta familiar, y puede que no se den cuenta de que a los demás les es desconocida.
Cómo evolucionaron los términos
Se ha hecho común hablar de cambio climático y calentamiento global como si tuvieran el mismo significado, pero hay diferencias. El cambio climático refiere a cambios en el clima general, mientras que el calentamiento global refiere específicamente al aumento de las temperaturas.
Una revisión histórica encontró que, en el pasado, los estadounidenses eran menos propensos a asociar el término cambio climático con la idea de que los humanos están activamente calentando el planeta, en comparación con el término calentamiento global. Tal vez por eso a los demócratas les solía gustar el término calentamiento global, mientras que la popularización del término cambio climático se atribuye a Frank Luntz, un asesor de la administración de George W. Bush.
Encuestas de años anteriores también revelaron que los demócratas solían pensar que el calentamiento global era más grave que el cambio climático, mientras que los republicanos pensaban que el cambio climático era más grave que el calentamiento global. Pero de acuerdo con los resultados de una revisión reciente, estas diferencias partidistas se han desvanecido, y una mayoría de republicanos y demócratas tienden a expresar preocupación respecto de ambos términos.
Expresiones alternativas como crisis climática, emergencia climática y justicia climática, se han utilizado para enfatizar otros aspectos del cambio climático y tratar de despertar preocupación. En 2019, el periódico británico The Guardian pasó a utilizar crisis climática y emergencia climática con el objetivo de transmitir urgencia.
Los activistas utilizan el término justicia climática para llamar la atención sobre el cambio climático como un desafío a los derechos humanos: Las personas de bajos ingresos de todo el mundo son las que más sufren los efectos del fenómeno, a pesar de ser las menos responsables de causarlo.
Conclusión: evita el lenguaje exaltado
En estos momentos, los términos crisis climática, emergencia climática o justicia climática son menos familiares y generan menos preocupación que cambio climático o calentamiento global.
Incluso si estos términos se vuelven más comunes, no hay garantía de que incrementen la concientización o inspiren la acción. De hecho, hay estudios que sugieren que frases como crisis climática podrían ser contraproducentes si no resuenan en la gente.
Nuestro consejo: no cometas el error de utilizar un lenguaje exaltado. Limítate a utilizar términos familiares que las personas ya entiendan. Usa calentamiento global para referirte al aumento de las temperaturas y cambio climático para los cambios generales en el clima.
Wändi Bruine de Bruin es directora de la Behavioral Science & Policy Initiative, del Schaeffer Institute of Public Policy & Government Service, de la USC Price School of Public Policy y del USC Dornsife College of Letters, Arts and Sciences. Gale Sinatra es profesora de Educación y Psicología de la University of Southern California.Este artículo ha sido republicado de The Conversation y traducido bajo una licencia Creative Commons.
Foto de Andreas Gücklhorn en Unsplash.
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