Algunas palabras se escuchan extrañas o novedosas aún, para algunos estudiantes, en estos tiempos de “post pandemia”, de reforma universitaria con sempiterna crisis política. La palabra es antigua, digamos, milenaria, porque viene de la tradición religiosa que fundó las primeras universidades, pero que se puso en práctica en la antigüedad (la conocía Ulises).
El mentoring o mentoría, consiste en que una persona con saberes y experiencia en un campo de conocimiento, acompaña, orienta y transfiere su conocimiento y experiencia a otro, por lo general, a un joven, para que destaque o supere la influencia del mentor (a). La mentoría, la ejerce una persona generosa y sabia, que se pone al servicio de otra, como Aristóteles que, mediante la peripatética servía a sus discípulos, al igual que Sócrates que lo hacía desde la academia, los atenienses con el gimnasio, y en el siglo XVIII, Napoleón, con el liceo, aunque éste, ya no era “como los de antes”.
La mentoría, es un privilegio. Pocos pueden contar con uno. Tampoco abundan los sabios y maestros. Mentores los hay, aunque menos que tutelados.
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