Si hay algo que produjo un gran interés, más que ningún otro en Max Weber, fue el hecho que las instituciones en el mundo occidental, han evolucionado en gran forma de modo cada vez más racional, mientras que, en otras latitudes, todo indica que hay demasiados obstáculos para el desarrollo de la racionalización. Este interés nos recuerda otra reflexión formulada por el politólogo y abogado Enrique Bernales, en el libro: Burguesía y Estado Liberal (1979), se preguntaba: ¿Por qué las instituciones que funcionaban muy bien en la Europa liberal, desde que llegaron a nuestro país lo hacían tan mal?
Al enfocarse en el constructo racionalidad, Weber se refiere (en su teoría social) a la racionalidad formal, es decir a la elección que hace un actor social entre los medios y los fines, una elección apoyada en las reglas universalmente en uso y que se toman o aprenden de grupos organizados como la burocracia o la economía. Esta elección se convierte en un factor que obstaculiza o contribuye al desarrollo de la racionalización, que es la eficiencia, calculabilidad (costos), predictibilidad, entre otras características de un sistema. En suma, es la fuerza constructiva del capitalismo.
En su obra, Weber veía a la burocracia como una estructura racional, que no tiene alternativa alguna en la revolución del mundo y el burócrata es aquel que tiene como único rival en conocimiento de la realidad y en especialización técnica, al capitalista.
Tiempo después, Ritzer (1993), sostuvo que el mejor ejemplo de racionalización (burocratización) son los Fast Food, restaurantes de comida rápida, que están constituidos como una empresa racional en donde trabajadores y consumidores buscan los medios y los fines más racionales para llevar a cabo las actividades que están organizadas racionalmente para satisfacer una necesidad o deseo de modo rápido, eficiente, cómodo, satisfactorio, cumpliendo las normas y regulaciones que otros servicios similares operan. El Mcdonaldismo o el Toyotismo como súmmum de la racionalización.
La burocracia, como concepto ha mutado. Existe la percepción negativa de una post burocracia producto de los cambios económicos y tecnológicos. Ante esta situación, Mintzberg (1999), analizó su nueva configuración como una adhocracia, es decir, una burocracia de estructura flexible, capaz de adaptarse a entornos cambiantes, creativa, innovadora, integrada por equipos multidisciplinarios, que la hace muy común en el mundo de la alta tecnología, aportando las competencias diseñadas por Weber. Burocracia Google.
Pero ¿Qué hay de la burocracia en el Perú? Una década antes del siglo XXI, desde organismos multilaterales, como la CEPAL y otros expertos y políticos latinoamericanos, manifestaron que, a diferencia de otros países de la región, el Perú tenía una política orientada a captar a profesionales de altas calificaciones, debidamente remunerados con estabilidad en sus posiciones, una estrategia de gestión que, sin duda, fue la clave de la evolución del país hacia la estabilidad económica, el manejo responsable y eficiente de las finanzas y el gasto público. Posteriormente, se creó el sistema o autoridad de gestión del Servicio Civil y se implementó la Reforma del Servicio Civil.
En un principio, popular y mediáticamente se repetían expresiones identificando a Los Chicago Boys, (discípulos de Friedman y Von Hayek) para adjetivarlos aún más como tecnócratas, “pinochetistas”, neoliberales salvajes y otros insultos más, que su creciente “fama” (reputación profesional) hizo olvidar sus inicios y a expandirse una nueva burocracia en el Estado que, a la fecha, ha acumulado una experiencia de 30 años.
¡30 años de experiencia! … ¿Y cómo es posible que, ante ellos, con ellos, sobre ellos, sea tan fácil que los políticos que llegan al poder del Estado -es verdad, legal y legítimamente- perpetren los actos de corrupción, malos manejos, tráfico de influencias, negocios ilegales y otras irracionalidades que niegan la racionalidad y poder de la burocracia en las sociedades en desarrollo?
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