Cuando el COVID-19 estalló en todo el mundo, los equipos de protección individual (EPI) empezaron a escasear y, como periodista especializado en salud, hice coberturas terribles sobre la falta de EPI en el hospital local de Jackson, Wyoming. Así fue que a principios de abril de 2020 una fuente me llamó por teléfono para contarme que profesores de ciencias informáticas de la zona estaban aplicando sus conocimientos a la producción de protectores faciales. Usando impresoras 3D y materiales descartados de proyectos estudiantiles, imprimían decenas de protectores los trabajadores sanitarios junto a personas que cosían mascarillas.
La llamada fue un lunes. El miércoles por la mañana, cuando nuestro semanario llegó a los quioscos, hice un breve reportaje sobre los fabricantes de protectores faciales y el funcionario electo que organizaba la logística de los materiales y la entrega de los productos acabados. Varios miembros de la comunidad quisieron sumarse a la iniciativa y otros se alegraron de leer sobre ella en un momento de confusión y aislamiento. Dada la falta de información concreta sobre cómo se transmitía el COVID-19, entonces no estaba claro si los protectores faciales o las mascarillas eran eficaces, pero los profesionales sanitarios se sintieron más seguros y mejor respaldados, mientras que los residentes encerrados accedieron a una pequeña forma de ayudar a su comunidad.
Tras la formación inicial de mi redacción con la Red de Periodismo de Soluciones (SJN) en 2019, el enfoque, pensé, tenía un aire de finalidad. Cada historia tenía que ser una inmersión profunda que resolviera definitivamente un problema, y mi primer intento en ese sentido fue una pieza de casi 3.000 palabras sobre un programa de Colorado que daba servicios de planificación familiar y dispositivos intrauterinos a mujeres de bajos ingresos. El SJN me concedió entonces una beca para producir cuatro artículos sobre infraestructuras para mitigar las avalanchas en los pasos de montaña.
Esas primeras coberturas se ajustaban a la gran escala que entendía abarcaba el periodismo de soluciones, pero esa llamada telefónica de abril de 2020 me mostró el valor de incorporar el formato en mi trabajo diario, así como un camino para hacerlo. Aunque esta lista no es exhaustiva, las siguientes estrategias me ayudaron a convertir el periodismo de soluciones en una práctica cotidiana, en lugar de un proyecto aislado.
(Casi) todo puede ser una historia de soluciones. Evalúa cada tema que cubras con un enfoque de soluciones y veras que prácticamente cualquier problema puede informarse desde ese enfoque. Por ejemplo, cuando los datos de graduación de las escuelas secundarias de Wyoming mostraron que Jackson tenía una tasa de graduación más alta para los estudiantes de inglés como segundo idioma en comparación con el estado en general, escribí sobre las tasas de graduación locales, algo que ya iba a cubrir, centrándome en cómo la escuela dirigía recursos hacia esos estudiantes y en qué áreas habían tenido dificultades otros distritos. De esa manera, transformé una cobertura normal en un trabajo de soluciones sin mucho esfuerzo adicional.
Los nuevos programas son propicios para el periodismo de soluciones. Si una entidad gubernamental está proponiendo un nuevo programa o iniciativa, es probable que no sea la primera organización en hacerlo. Busca otras comunidades que hayan enfrentado los mismos problemas, ya que pueden ofrecer material para historias y una indicación de qué tan exitoso podría ser un nuevo programa.
Habla con tus fuentes sobre el periodismo de soluciones. Cuando los políticos u otros funcionarios públicos están diseñando nuevas iniciativas, suelen buscar lo que han hecho otras comunidades. No te limites a tomar sus palabras como garantía de que su abordaje será exitoso; preguntar directamente a las fuentes sobre evidencias es una forma de encontrar información y soluciones desde fuera de tu comunidad. Además, esto ayuda a responder la pregunta de si los funcionarios están buscando en los lugares correctos.
Organiza tu investigación según los cuatro pilaresdel periodismo de soluciones. Este fue un cambio radical para mí. Identificar fuentes y preguntas que satisfagan cada uno de los cuatro pilares facilita hacer un seguimiento de cómo encaja una historia en la cobertura de soluciones, y garantiza que no falte ningún ingrediente clave al entrar en la fase de escritura.
No te sobrecargues de evidencia. Especialmente al escribir coberturas cotidianas, permite que tu evidencia brille. Solo un par de fuentes pueden ofrecer una pequeña ventana hacia una solución.
Recuerda resaltar a tus personajes. Incorporar los cuatro pilares puede parecer mecánico, pero no tiene por qué serlo. Describir a los personajes y adentrarse en sus motivaciones y esperanzas ofrece un marco natural para una historia de soluciones y las personas afectadas por ellas.
Lee historias en el Tracker. Leer las publicaciones en el Solutions Story Tracker, una base de datos con casi 13.000 historias de soluciones verificadas, puede ser una de las mejores formas de estimular el pensamiento sobre la cobertura para tu comunidad. Ver cómo otros periodistas enmarcan historias de soluciones puede ayudarte a identificar cosas que podrías haber pasado por alto en tu propia cobertura, y puede brindar información sobre cómo construir una historia que no se sienta como si estuvieras simplemente cumpliendo con los cuatro pilares.
Hace poco hablé con un grupo de periodistas, y uno de ellos hizo una pregunta que dio pie a este último consejo: interroga siempre tus propias estrategias y coberturas para buscar áreas en las que puedas integrar un enfoque de soluciones. El periodista me preguntó si había hecho un seguimiento de una nota sobre una movilización de enfermeras durante la pandemia. No lo había hecho, y fue una oportunidad perdida para abordar el trabajo de soluciones desde otro ángulo. El seguimiento habría sido una oportunidad para ver cómo una solución verificada en otra comunidad se trasladaba a la mía.
Ese debate fue una oportunidad de aprendizaje y una prueba de que siempre hay nuevos modos de ampliar la cobertura de soluciones, a menudo dentro de los límites de lo que ya estamos informando. Para mí, también es un buen recordatorio de que para que el periodismo de soluciones sea una práctica, no un proyecto, el trabajo no es un punto final, sino de partida.