Desinformación electoral y acoso político en el periodismo

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por CARLOS IVAN MOLINA AGUILAR y la IJNET

Desde que el primer presidente de México que se autodenomina de izquierda, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), fue elegido en 2018, los periodistas han seguido lidiando con el acoso de actores políticos.

El periodismo mexicano, en efecto, corre el mismo riesgo que corrió bajo los partidos de derecha, esta vez por el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y la arremetida pública de AMLO contra los periodistas que critican su gestión. Los intentos de control de los medios de comunicación para orientar la agenda nacional, establecidos durante 70 años por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), siguen vigentes, manteniéndose la práctica de cooptación de los medios por parte de funcionarios políticos durante la transición del régimen unipartidista y en la actual administración presidencial.

Más de 20 años después de la primera transición exitosa del poder, la intimidación y los intentos de cooptación suponen un grave desafío para la libertad de los medios independientes del país.

El periodismo bajo AMLO

El triunfo del presidente López Obrador se produjo con una plataforma que llamaba al fin de la corrupción en México. Sin embargo, desde el inicio de su administración, la relación de AMLO con los medios independientes y críticos ha sido tensa, y el presidente ha pedido abiertamente a los periodistas que se alineen con su partido político, MORENA, e incluso que se unan a él.

A lo largo de su gestión, la línea entre el periodismo independiente y los periodistas cooptados se ha ido difuminando cada vez más, con fuentes y reporteros acusados de recibir pagos de adversarios políticos. Mientras tanto, AMLO ha alentado a sus seguidores a recurrir a blogs, videos y redes sociales, en lugar de a los medios tradicionales. Sus millones de simpatizantes consumieron esta información en medios alternativos, reflejando la sensación de desconfianza en los medios tradicionales a nivel nacional.

De acuerdo con un informe de Artículo 19, titulado «Negación», el presidente y otros miembros de su gobierno han arremetido continuamente contra los medios durante las conferencias matutinas diarias, con al menos 71 incidentes registrados desde que AMLO fue elegido.

El resultado es que, mientras los números de aprobación de AMLO se mantienen altos, la confianza en los medios mexicanos se erosiona rápidamente.

Una historia de cooptación

Los retos a los que se enfrentan hoy los periodistas mexicanos no son nuevos. Después de décadas de gobierno unipartidista bajo el PRI, la primera transición pacífica del poder político en la historia del país se produjo en el año 2000, cuando Vicente Fox, del Partido de Acción Nacional (PAN), fue votado como presidente. Las elecciones allanaron el camino para que México se convirtiera en una verdadera democracia multipartidista, pero no cambiaron la arraigada historia de cooptación gubernamental de la esfera mediática.

La gestión de Fox utilizó la cooptación de los medios de comunicación para atacar a sus rivales y apoyar las campañas políticas del PAN, situación que se mantuvo cuando llegó al poder Felipe Calderón, quien ganó unas elecciones manchadas por acusaciones de fraude en 2012 contra AMLO.

Los periodistas que no se alinearon con el gobierno de Calderón eran detenidos. Por ejemplo, en 2013 el periodista Jesús Lemus Barajas fue secuestrado por la policía y posteriormente condenado a 20 años de prisión tras investigar la colusión entre el gobierno y el crimen organizado, y fue acusado por la Fiscalía de Michoacán sin pruebas de formar parte de un cártel. Mientras tanto, durante el breve regreso al poder del PRI con Enrique Peña Nieto, se canalizaron millones a los medios para influir en una cobertura favorable.

Los cambios de liderazgo no han cambiado la situación del periodismo en México. Y las acciones del gobierno contra los medios han alcanzado niveles totalmente nuevos, con consecuencias para la independencia y la seguridad de los periodistas.

El crecimiento de los medios de comunicación «alternativos» que se autoproclaman fuentes de noticias, especialmente a través de Facebook, ha traído consigo un número de ciudadanos que se informan sin rigor periodístico, fomentando la difusión de información falsa e incluso amenazas directas.

En la ciudad fronteriza de Tijuana, el administrador de una página de Facebook llamada «Tijuana en Guerra», utilizó la narrativa del presidente para atacar a los periodistas profesionales. Durante sus transmisiones en vivo, los seguidores de la página han comentado capturas de pantalla de distintos periodistas con declaraciones como «lo conozco y sé dónde vive».

De acuerdo con Cárdenas, ese tipo de amenazas son resultado directo de la retórica de AMLO. «Ese discurso genera un efecto dominó donde el ambiente mexicano se vuelve permisivo a la agresión. Es decir, no es que el presidente genere directamente la violencia, pero su discurso reitera que la prensa, como adversario o enemigo, está estigmatizada», dice. Las consecuencias están en una forma más sutil de cooptación que desalienta cualquier información crítica sobre AMLO o su gobierno.

En otro ejemplo, Sonia de Anda, miembro del colectivo Yosisoyperiodista, fue acosada digitalmente en Facebook tras el asesinato del fotoperiodista Margarito Martínez en enero pasado. Poco antes de su asesinato, Martínez fue acusado durante un livestream en redes de ser el administrador de una página de Facebook que denunciaba a miembros de un cártel.

«Esta situación que el gobierno mexicano ha creado abrió las puertas a grupos del crimen organizado para preparar a influencers para que se adentren en la sociedad. ¿Qué dicen los influencers del periodismo? Que estamos vendidos, que somos chayoteros porque no publicamos mensajes de los cárteles y porque no mostramos la cara de los criminales», dice de Anda. «Margarito es víctima de uno de ellos».

Adriana Amado, autora a del libro «Las Metáforas del Periodismo», dijo durante una actividad del Foro de ICFJ-IJNet que la retórica del presidente mexicano se asemeja a la del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien también utilizó su posición para denunciar a los periodistas que no le gustaban.

«Esto no solo afecta a un periodista, sino que es una advertencia a sus colegas», explicó Amado. «Es un mensaje de represalia a los que hablan de temas o personas concretas, lo que lleva a una ‘autocensura’ que es una forma más sutil (de censura) que los ataques físicos».

Para los periodistas en México, el gran reto sigue siendo superar el intento de cooptación de los medios independientes ya sea bajo AMLO u otra administración. Para sobrevivir a esta embestida del poder se requerirá aún más de la vocación, el profesionalismo, la pasión, la valentía y la honestidad que el periodismo exige.

Desinformación electoral (por IJNet)

El aumento de la desinformación es un gran problema para las democracias de todo el mundo. La información falsa difundida en redes sociales y servicios de mensajería como WhatsApp y Telegram, puede socavar la fe en las elecciones y en el proceso democrático y poner en peligro los traspasos políticos de poder. En Brasil, la difusión de desinformación supondrá un riesgo sustancial para la confianza pública en el resultado de las elecciones presidenciales de este año, con falsas acusaciones de fraude electoral, por ejemplo, que ya están proliferando.

En este contexto, el Centro Internacional de Periodistas, en colaboración con Youtube Brasil, seleccionó seis medios para financiar y asesorar como parte de la iniciativa «Jogo Limpo», que apoyará soluciones innovadoras para combatir la desinformación en el período previo a las elecciones.

Así es como estas redacciones luchan contra la desinformación en Brasil y crean un juego limpio para los votantes:

Fact-checking de candidatos

«Durante los últimos cuatro años, la desinformación ha sido el tema más importante de la política. Y creo que también jugará un papel en las próximas elecciones», afirma Bruno Favero, director de crecimiento de Aos Fatos. A medida que la campaña para la presidencia de Brasil se acelera, los mítines políticos, los debates presidenciales y las entrevistas presentan la oportunidad para que los candidatos hablen sobre una amplia variedad de temas —y para que difundan desinformación.

En Aos Fatos, la transcripción y verificación de los discursos del actual presidente Jair Bolsonaro a lo largo de su gobierno consumió mucho tiempo y recursos que podrían haberse dedicado a otras formas de periodismo. Su solución: crear una herramienta de transcripción gratuita y pública para fact-checkers, periodistas e investigadores, formando un «registro público» de los discursos para su posterior análisis.

«Estamos recopilando todas las entrevistas y discursos de los principales candidatos. Y los ofreceremos en una página pública de acceso gratuito», dice Favero. El objetivo es reducir la carga de trabajo de las redacciones, al tiempo que se ofrece al público una forma sencilla de verificar los discursos en busca de posibles informaciones falsas o erróneas.

Durante la temporada electoral, O’Liberal verificará las afirmaciones sobre la Amazonía con la ayuda de expertos de la región. También tiene previsto organizar una entrevista a los candidatos sobre el tema, en la que los medios amazónicos podrán chequear las afirmaciones y las políticas que tienen o planean articular.

«Nuestro objetivo subjetivo es poner más de la Amazonía en la agenda de los candidatos», dice Nardin.

Combatir la desinformación digital

Los candidatos presidenciales no son las únicas fuentes de desinformación en Brasil. La desinformación también puede propagarse fácilmente en línea.

«En 2018, hubo numerosas acusaciones de fraude electoral vía WhatsApp y en redes sociales, y mucha gente empezó a desconfiar del sistema de votación», dice Sergio Spagnuolo, editor de Volt Data Lab. «Para intentar frenar la desinformación necesitamos mejores herramientas».

Núcleo Jornalismo y el programa «Bot Pronto» de Volt Data Lab esperan encontrar palabras y frases clave que a menudo se correlacionan con la desinformación. «Si alguien habla de fraude electoral o de máquinas de votación, identificaremos esas palabras, veremos si han sido utilizadas en el contexto de una posible desinformación, y pediremos a la gente que nos ayude a chequearla», dijo Spagnuolo.

Los verificadores suelen llegar demasiado demasiado tarde, cuando la desinformación ya campea a sus anchas en las redes. «Así que pensamos: invirtamos en el pre-bunking en lugar del debunking», dice Clara Becker, cofundadora de Redes Cordiais.

Para ello, Redes Cordiais forma a influencers para que tengan las herramientas y los conocimientos necesarios para hablar con precisión sobre las elecciones. Por ejemplo, los influencers conocerán los tribunales electorales y verán las máquinas de votación de primera mano para desmentir los mitos que rodean a las papeletas electrónicas u otros supuestos fraudes electorales. «Cuando las audiencias vean información falsa al respecto, ya estarán ‘vacunadas’. Ya sabrán que las papeletas son seguras y estarán menos inclinadas a caer en este tipo de deinformación», explica Becker.

Involucrar a los más jóvenes

Conseguir que los jóvenes se comprometan con su democracia es el elemento final para combatir la desinformación. Aunque el voto es obligatorio en Brasil para todos los mayores de 18 años, muchos jóvenes siguen participando mínimamente en las elecciones. Sin embargo, como generación conectada, pueden servir como un importante elemento de control de la desinformación que se propaga en sus comunidades.

«El 92% de los jóvenes brasileños se informan a través de las redes sociales: Twitter, Instagram, Whatsapp», afirma Romeu Loreto, coordinador de desarrollo institucional de Agência Publica. «Las principales agencias de noticias no están llegando al público joven».

Para llegar a ellos, el medio utiliza videos adaptados a un público joven en los que se explica el sistema electoral y se desmontan mitos sobre su funcionamiento. «El objetivo es que entiendan mejor cómo funciona el sistema y cómo utilizarlo para hacer oír su voz», dice Loreto.

«Creemos que esta sociedad va a estar más preparada en general cuando los jóvenes estén mejor equipados para chequear», dice Caio Machado, director del Instituto Vero. «Así, pedir a los políticos que rindan cuentas a todos los niveles será más fácil en el futuro porque la gente estará atenta y más preparada», dijo. «Intentemos que los jóvenes estén mejor preparados y empoderados para que actúen en sus propios espacios».

Juntas, estas seis organizaciones esperan crear una comunidad mejor equipada para combatir la desinformación durante las próximas elecciones. «No creo que la desinformación sea algo que vaya a desaparecer», dice Loreto. «Vamos en la dirección correcta, pero aún queda un largo camino por recorrer».


Imagen de Jorge Franganillo en Unsplash.

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