En las redes sociales, el formato de «historias» tiene una popularidad indiscutible.
El atractivo de las historias en la mayoría de las plataformas es que el contenido es efímero; suele durar menos de 24 horas antes de desaparecer. Además los usuarios pueden marcar o dibujar en el contenido vertical y sumar stickers multimedia al contenido, incluyendo preguntas o enlaces.
Aunque Snapchat fue uno de los pioneros en introducir historias verticales a principios de la década de 2010, varias plataformas han tenido éxito al replicar el formato, incluyendo Instagram y, eventualmente, Facebook.
Sin embargo, este formato no ha tenido éxito en todas las redes. Twitter incursionó brevemente en él con «Fleets», al que presentó como una «forma efímera y de menor presión para que la gente comparta sus pensamientos fugaces», mientras que LinkedIn introdujo LinkedIn Stories para «permitir a los miembros y organizaciones compartir imágenes y videos cortos de sus momentos profesionales cotidianos». Ambas empresas han eliminado la función: Twitter alegó falta de usuarios y LinkedIn ha expresado su deseo de reimaginar la experiencia.
Pero en otras plataformas las historias han tenido éxito, sobre todo en Instagram, donde la función se utiliza ampliamente. Hay más de 500 millones de usuarios activos diarios de historias, y más del 70% las consumen diariamente. Además, el 86% de los usuarios también publica historias.
El formato es igualmente atractivo para las empresas: más del 36% de las compañías que tienen cuenta en la red social utilizan historias para promocionar sus productos y servicios, mientras que el 25% de los usuarios de la generación Z y de los millenials las utilizan para encontrar productos y servicios.
Todos estos datos son un argumento convincente para que los editores periodísticos también utilicen el formato.
A continuación, cinco maneras de usar historias en el periodismo.
Entre las funciones más populares de las historias están los distintos stickers que ofrece cada plataforma. Instagram ofrece stickers de ubicación para filtrar contenido geográfico, stickers de subtítulos para transcribir audio y varios stickers de gifs y música. Aunque todos los stickers son valiosos para contar historias, uno que puede aumentar el engagement es el de las preguntas.
El sticker permite pedir la opinión de los usuarios. Las respuestas, aunque inicialmente solo son visibles para el titular de la cuenta, pueden compartirse públicamente en las mismas historias sin mostrar las fotos o los nombres de usuario de los encuestados.
Para las redacciones, esta herramienta puede utilizarse para responder a las preguntas de los lectores sobre diversas áreas de cobertura o incluso para ayudar a enmarcar futuros reportajes o coberturas de carácter social.
Una de las mayores quejas de los editores es la falta de tráfico que aporta Instagram a los sitios web. En lugar de centrarse principalmente en la obtención de clics, las historias también pueden utilizarse para conseguir suscriptores de boletines.
Considera la posibilidad de utilizar stickers para que los lectores te envíen sus emails para suscribirse, o utiliza el enlace de deslizamiento ascendente («swipe»). Las propias historias también pueden servir como adelanto del boletín. Por ejemplo, en Axios, las historias de Instagram se utilizan para destacar el boletín de la mañana con enlaces y un sticker de suscripción.
Uno de los rasgos distintivos del formato es que está diseñado para ser orgánico y no editado. Con las historias, los lectores quieren ver el día a día de las personas y empresas que siguen. El periodismo puede aprovechar esta ventaja dando a los colaboradores de la redacción acceso a la cuenta para que compartan los detalles entre bastidores de sus historias y reportajes.
En el L.A. Times, la periodista Andrea Chang se hizo cargo de las historias de Instagram de la empresa para compartir más información sobre un artículo que escribió acerca los mejores sándwiches para hacer senderismo en Los Ángeles. Sus historias incluían fotos de las distintas excursiones junto con más elementos nativos de la plataforma. Es una forma de dar a los lectores un acceso personal al trabajo periodístico, que a menudo no tienen.
Aunque la mayoría de los editores presentan algún tipo de «link en la biografía» como una forma de enviar a los usuarios de Instagram a su sitio web, esto rara vez impulsa el tráfico, por muchas razones. Llegar a la cuenta del perfil de Instagram requiere una serie de pasos que añaden demasiada fricción a la experiencia del usuario, y muchos no quieren abandonar la plataforma para leer un artículo.
Con los stickers de link y las opciones de deslizamiento hacia arriba, las historias pueden ayudar a aliviar esa fricción al requerir solo un paso para ver un artículo completa. Con esta función, los editores pueden seleccionar cuatro o cinco de sus mejores piezas periodísticas cada día y añadirlas a las historias para que los usuarios hagan swipe-up para saber más y aumentar las remisiones desde la plataforma.
El audio es uno de los tipos de contenido más difíciles de compartir en una plataforma visual como Instagram. Aunque no hay funciones de audio integradas explícitamente, quienes tienen podcasts alojados en Spotify pueden utilizar la función de compartir. Esta función permite a los usuarios «compartir contenido en IG Stories con un enlace en el que se puede hacer clic y que dirige a los seguidores directamente a Spotify». Para ello, basta con visitar la página del podcast en la aplicación, abrir el menú de compartir y hacer clic en Instagram Stories.
Así se creará una nueva historia de Instagram con la portada de tu podcast como sticker que llevará a los usuarios a Spotify. Y, como en cualquier historia, puedes añadir texto, gifs y otros elementos multimedia. Quienes no tengan la integración con Spotify también pueden utilizar la función de deslizar hacia arriba el audio y añadir contexto, de forma similar a lo que hizo el equipo de News & Observer para su podcast de política.
Este artículo fue publicado originalmente en el Reynolds Journalism Institute y se reproduce en IJNet con permiso.
Foto de Solen Feyissa en Unsplash.
Fuente: ijnet.org