Universitarios de vacaciones

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El tiempo del estío, para la Roma antigua que conoció dos estaciones, el veranus tempo, era los dias de calor, la canícula romana, la otra, fue el hibernum tempus, que comprendía el invierno, otoño y primavera. En la ciudad eterna, hay una diferencia (es seguro que muchas más) con la región sudamericana, los meses de reinado del sol son julio y agosto; entre nosotros, la aestas, el estío, comprende los meses de enero, febrero y marzo. La aristocracia romana, escapaba lejos hacia los acogedores pueblos de clima saludable durante el veranus tempus y abandonaba la capital imperial que el clima tórrido convertía en un lugar insano, inclemente, de alta morbilidad y hedor nauseabundo. Querían vivir protegidos de las epidemias, enfermedades, pestes y “lejos de la política” pero en medio del solaz y el vino.

Muy diferente es el verano, en este caso, para los universitarios del Perú. Un grupo de ellos, vive el momento del retorno, el regreso a la casa paterna, a “ayudar y ver” a los padres, significa que la movilidad de los universitarios sigue siendo numerosa, a pesar de la distribución y crecimiento de las universidades. Es probable que ésta migración sea la búsqueda de una educación superior de calidad; para otros, es la oportunidad de buscar un trabajo o un cachuelo (un empleo precario, por lo general temporal, informal y mal remunerado), de “cualquier cosa” y acaso, con un poco de suerte, participar en algún programa de trabajo temporal en el exterior (fundamentalmente, en los Estados Unidos). Otros universitarios de vacaciones, deciden seguir estudios breves (idiomas, tecnologías, cursos en su propia universidad y otros preferidos como el teatro, baile, fútbol, manejo, gastronomía. Para un sector cada vez mayor, la coincidencia del verano con las vacaciones significa una temporada en las playas de moda; algún “viaje cerca, nomás”, vida social y entretenimiento. Casos poco frecuentes, son los grupos que practican la “desconexión total de todo” o los que se orientan al trabajo social en comunidades, nosocomios o pueblos. A partir de la pandemia, hay universitarios y universitarias que se dedican o vuelven a un emprendimiento.

Para un sector de estudiantes universitarios, las vacaciones son “ese” tiempo de descanso esperado, de menos obligaciones y mayor disponibilidad de tiempo. Es el grupo de universitarios mayores de 25 años (estudiantes adultos) que estudian y trabajan, ademas, casados, tienen familia, o la tuvieron (divorciados, viudos, separados, etc.) una categoría demoscópica formulada por el INEI, que el año 2020, es uno de los grupos más grandes, sino el mayor, de estudiantes universitarios:

UNIVERSITARIOS MAYORES DE 25 AÑOS QUE ESTUDIAN Y TRABAJAN

(en porcentajes)

Tipo  

ESTADO CIVIL CONDICION LABORAL 2019 2020

1

NO UNIDO

TRABAJA

44

45

2

NO UNIDO

NO TRABAJA

31

40

3

UNIDO

TRABAJA

20

10

4 UNIDO NO TRABAJA 4

5

Fuente INEI-ENAO 2022. Estudiantes mayores.

Entiéndase por la categoría “unido”, a los casados y convivientes, y “no unido” que comprende a divorciados, solteros, viudos y separados. Con la categoría “trabaja”, se incluye a los ocupados y “no trabaja” que incluye a los desocupados e inactivos, en todos los casos nos referimos a ambos sexos.

Aporta a la variedad de las “actividades vacacionales”, la existencia de pequeños grupos de estudiantes dedicados en sus vacaciones, a las prácticas religiosas. Las iglesias, asociaciones u organizaciones religiosas, ofrecen programas especiales de estudio doctrinario, actividades lúdicas, paseos, fiestas para sus jóvenes feligreses que le dedican a cambio un tiempo mayor que en otros meses del año académico.

Para algunos estar en la Universidad o de vacaciones es lo mismo. En general hay una tendencia de economistas, de todos los tiempos, que sostienen, como es el caso del doctor Bryan Caplan, profesor de Economía de la Universidad George Mason, Virginia, Estados Unidos, autor del libro The Case against Education: Why the Education System is a Waste of Time and Money (2018), en el cual afirma, que “las universidades, especialmente las privadas, no enseñan habilidades útiles para el mundo laboral”. Por lo tanto, concluye que estar en la universidad, es una «pérdida de dinero y de tiempo», y que el “sistema de educación superior en Estados Unidos es injusto, (…) no solo perjudica el desarrollo de los estudiantes, sino el de la sociedad en general”. Es necesario agregar que, en los EE.UU. de Norteamérica, los alumnos que estudian en las universidades privadas estadounidenses pueden llegar a invertir hasta USD. $60.000 anuales en matrícula, es decir hoy, terminar los estudios es haber contraído una gran deuda. Lo mismo acontece en otros países, cercanos al Perú.

El universo de la población universitaria en el Perú al 2022, no es tan alto como se supone debido a la “proliferación de universidades”, alcanza el 1.060.070 mill. de estudiantes de pregrado (INEI. 2022), el Ministerio de Educación, a través de ESCALE (Estadística de la calidad educativa), hace algunas precisiones: Solo 3 de cada 10 jóvenes de 15 años a más, accede a la educación superior en el Perú, es decir, un 16 % de la población del país, menor a Colombia, Chile.

El consumo cultural de los jóvenes universitarios, una opción en tiempo de vacaciones o simplemente en sus ratos libres, que puede ser en cualquier momento. Según los investigadores Duche Pérez y Brizaida Andía de la Universidad Católica de Santa María – Arequipa, luego de aplicar los procedimientos estadísticos pertinentes, identificaron que, los estudiantes valoran como cultural los objetos artísticos, históricos y tradicionales que reflejan la identidad local particular, un dato interesante es que las mujeres muestran más actividad cultural que los varones. El cine y la música son los productos más consumidos. El 35% asiste a las salas de cine y el 21.3% participa de los conciertos de música, el tercer lugar lo ocupa la participación en teatro, danzas, fiestas y ballet. La estadística no cambia con o sin vacaciones. Por otro lado, el tipo de estudios no determina el nivel de consumo cultural, sorprende que los estudiantes de Ciencias de la Salud e Ingenierías, tienen un mayor consumo cultural que los de Ciencias Sociales (comunicación social).

Finalmente, afirman los investigadores que observan en los universitarios una baja e irregular actividad cultural, pero ademas, sin mayores alternativas, como el turismo de jóvenes, entre otros. Es un tiempo centrado (por grupos grandes) en el trabajo o la búsqueda de él, es un tiempo sin variaciones en el ocio con las mismas estrecheces del periodo lectivo.

 

Img: pixabay

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