Iliberal, un mundo multipolar con una democracia de muchos rostros

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Se atribuye al periodista Fareed Zacaria, haber acuñado el concepto de “democracia iliberal”, una expresión contradictoria, que quiere llamar la atención sobre el hecho que no es posible la democracia sin Estado de derecho y tampoco, sin respeto a la voluntad de las mayorías, a las normas, a las minorías. Para los demócratas iliberales, las elecciones son la democracia, sin embargo, demostrado esta que pueden negarla y degradarla en determinadas circunstancias. Por todo esto, el concepto es empleado hoy, para referirse a apenas un tercio de los países del mundo (específicamente, del mundo occidental) cuyas democracias se estructuran a partir de las elecciones, pero sus libertades registran diversos grados de restricciones que terminan clasificándose como “democraduras” (democracia en apariencia, real autoritarismo), “democracias delegativas” (de élites incontrolables) o democracias electorales (de muy baja/nula calidad y sus dimensiones).

Son democracias en expansión que amenazan contagiar sus males a las democracias tradicionales, que temerosas retroceden en sus conquistas políticas y sociales consideradas irreversibles. Ahora promulgan leyes que restringen derechos y  libertades, más trabas al asilo, a los refugiados y represión al migrante; recortes sociales y laborales; hostilización, represión de las libertades de expresión, acceso a la información, reunión y asociación;  obstaculización de libre ejercicio profesional de los periodistas; debilitamiento de la división de poderes y del estado de derecho, criminalización de la política y persecución judicial de la oposición, así como la transgresión de la voluntad popular, en suma, regresiones o degradaciones que acompañan a la crisis económica que se agrava con las guerras y el retorno de la nueva “Guerra Fría”.

La expresión de Zacaria, no es reciente, data de 1997 cuando escribió un ensayo en el que describe a muchos países que celebran elecciones para elegir a sus líderes, restringiendo libertades civiles y políticas, hecho que emulaban otros en el Asia, África, también eran “democracias iliberales” los países escindidos de la Unión Soviética, en verdad muchos países que le hicieron decir a Zacaria que se trataba de “Una industria en crecimiento”. Hoy, el “iliberalismo” se expande, desde hace 15 años, por América Latina y el Caribe (un desembarco vigoroso, sentencia el Dr. en Economía), se ha deteriorado la calidad de la democracia en la región, que se sabe tiene muchos déficits, a pesar de ello es una involución, si observamos que en la Unión Europea no sólo se debilitan algunos Estados miembros, se deterioran los principios de la unión y se daña la calidad democrática de una UE, hoy más poderosa económica y políticamente.

¿Qué hacer frente al iliberalismo? Se pregunta Anne Applebaum. Para ella, el iliberalismo prospera en las democracias débiles, defectuosas o fallidas, en estas condiciones, un líder propone crear un Estado de partido o líder único, pero manteniendo las elecciones de la democracia. Así empiezan a presionar a las instituciones liberales, socavan los medios de comunicación, atacan al sistema judicial, a la legalidad, con el efecto de su expansión y a la vez de su mayor popularidad. Una de las razones del fenómeno de la iliberalizacion, es el cambio generado por las redes sociales en la naturaleza de la información, como plataformas que potencian las teorías conspirativas y la polarización.

La gente, dice Applebaum, no confía en las autoridades políticas (y científicas), a esta desconfianza le sigue la falta de fe en el sistema político. Las teorías conspirativas se difunden muy fácilmente, toman el lugar del conocimiento real, colapsa la conversación nacional, esto se ha repetido en países muy diferentes que han experimentado movimientos iliberales. Frente a todo esto, propone: “no caer en la apatía, involucrarse en la política”. Optar por la privacidad, puede volver a la política, realmente peligrosa.

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